Desde siempre el arte ha estado presente en mi familia, mi bisabuela la escultora Rosa Castillo fue conocida como una de las Fridas de México; ella me enseño que es posible transmitir a través de las manos nuestras pasiones.  Actualmente mi forma de plasmar el arte también es a través de mis manos moldeando y mejorando el cuerpo humano. Cuando decidí convertirme en médico buscaba la manera de combinar mis tres más grandes pasiones primero y la mas importante: el ayudar a la gente; segundo: la ciencia y tercero: el arte.

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En ese momento no tenía conocimiento de que existiera una especialidad que reuniera estas cualidades, conforme fui cultivando mi conocimiento en la medicina descubrí una especialidad que reunía todas las cualidades que yo buscaba LA CIRUGÍA PLÁSTICA; sin embargo; el camino que elegiría no sería sencillo ya que habría que pasar por un sinfín de pruebas y que evidentemente no sería la única persona que tomaría este camino.

 

Afortunadamente me encuentro haciendo lo que más me gusta ya como cirujano plástico y reconstructivo certificado por las autoridades académicas en México.

Lo que más disfruto de mi trabajo es la satisfacción de saber que he podido ayudar a cambiar la vida de mis pacientes, esa emoción de compartir su alegría es lo que me motiva a seguir mejorando día a día manteniéndome a la vanguardia, es por eso que parte de mi formación la lleve fuera del país, para ofrecerles lo mejor y sobre todo viendo por su seguridad.

 

Atiendo a mis pacientes como mi padre me enseño, con integridad, respeto, honestidad y ética. Valores que cada uno de mis pacientes han comprobado al depositar su confianza en mí.